Se me había olvidado escribir. De hecho, era la primera vez que empezaba un relato hablando de mí. Maldito egoísta. Corazón vacío. ¿Dónde dejaste olvidado el significado de las letras? Pero entonces te acordaste de ella. Como cada minuto de tu vida.
Eran las dos de la tarde y pasaban tres minutos de la cita. Años de vida juntos y aun llegaba pronto a los encuentros contigo. Hace tiempo que me hice adicto a esperarte. En cualquier ciudad. En cualquier contexto. La cuarta dimensión enloquece cuando pienso en ti. El tiempo se detiene, gira, me besa los labios, se va, vuelve y sigue su curso. Nunca sabrá la delicia en la que se convierte pensarte durante eternos segundos esperando tu llegada. Sigue leyendo